Tiene a sus espaldas 18 años de experiencia en esta materia pero todavía no se considera un maestro. Todo empezó cuando le regalaron una `higuerita´, de esta manera dio sus primeros pasos en este mundillo. Se inscribió en la Asociación de Bonsáis de Sevilla, donde ha residido durante más de veinte años, y empezó a recibir clases por parte de grandes profesionales en la materia.

Para que nos hagamos una idea de su pasión por los bonsáis, Juan cuenta que cuando se divorció se vio sin casa, lo que le obligó a ponerse rápidamente manos a la obra para buscar un techo para sus árboles, que eran su prioridad. Ninguno de sus hijos continuará con su legado, ya que no le llama la atención. Tiene por norma no regalar ninguno de sus bonsáis porque sabe, por experiencia, que terminarán echándose a perder.

Aunque le gusta intercambiar y vender sus ejemplares, para poder sufragar los costosos gastos que conlleva esta afición, ha llegado a coleccionar hasta 450 bonsáis, de los que ya se ha deshecho de algunos con la idea de quitarse carga de trabajo, ya que al día le puede dedicar hasta 8 y 9 horas. La peor época son los meses de verano, cuando hay que estar muy pendiente del riego. Juan admite que se trata de un hobbie relativamente caro, las herramientas y las macetas tienen un precio elevado, las cuales se eligen a conciencia para cada árbol.

María José Serrano, su pareja sentimental, también se declara una apasionada de los bonsáis. Desde el principio le llamó la atención y con la ayuda de Juan ha aprendido muchísimo. Reconoce que no todos los árboles son iguales, unos necesitan más tiempo y cuidados que otros. Dada su delicadeza, precisan que los manipulen unas manos cuidadosas, solo así se puede garantizar que salgan adelante.

Recientemente ha participado en un congreso-concurso que se ha celebrado en Galicia, consiguiendo el mejor premio al árbol mediano. En su día intentó que se organizara en Arcos un congreso a nivel andaluz, incluso realizó las primeras gestiones y solicitó ayuda económica al Ayuntamiento de nuestra ciudad, que por entonces gestionaba Isidoro Gambín Jaén, pero recibió un no por respuesta, lo que lo desanimó y no lo ha vuelto a plantear. También promocionó sus clases en las redes sociales, sin que nadie se interesara por las mismas. 

El mejor piropo que suele recibir es el de; “qué bruto eres para los árboles tan bonitos que tienes”.

Enamorado de la naturaleza y los árboles, Juan está en una etapa de su vida en la que se lo toma todo con más calma, dándole a cada cosa la importancia que realmente se merece y dedicándose en cuerpo y alma a disfrutar con su pareja y amigos.

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