Ana Barba y Pepi Gil son dos atletas del Club de Atletismo Ciudad de Arcos que se propusieron participar en la mítica carrera “Behobia-San Sebastián 2023”, y hasta allí que se fueron para competir junto a otros 30.000 atletas más. Un viaje en coche desde Arcos hasta el País Vasco, y una carrera, cargados de anécdotas de todo tipo, una experiencia que les ha marcado tanto que están deseando repetirla. A su vuelta, hemos hablado con ellas en “El Deportivo” y nos han contado con todo lujo de detalles como fueron esas jornadas en tierras vascas.

La idea de participar en la “Behobia-San Sebastián 2023” surgió en la maratón de Sevilla, después de competir y conversando con un grupo de corredores plantearon la posibilidad de participar en la carrera «Ponle Freno» que se celebra en Madrid, pero el resto del grupo las animó a descubrir la prueba vasca, Ana y Pepi preguntaron dónde y cuándo se celebraba… Y hasta hoy.

Aunque la “Behobia-San Sebastián 2023” se celebra en noviembre, Ana y Pepi se pusieron manos a la obra desde el mes de abril, el primer reto era conseguir un dorsal a través de internet, a partir de ahí el tiempo pasó volando y cuando quisieron darse cuenta ya estaban disfrutando de una experiencia que definen como muy bonita y que volverían a repetir sin pensarlo.

Ana, que nunca se lleva el móvil cuando participa en una carrera, esta vez decidió que sería su fiel compañero de fatigas durante los 20 kilómetros de los que consta el recorrido, gracias a ello pudo grabar momentos únicos e inolvidables que le pusieron los pelos de punta. Lo que más le llamó la atención fue correr por un tramo de autovía donde los conductores que estaban parados en los márgenes de la misma le aplaudían y la animaban al grito de “aúpa”.

Participar en este tipo de carreras se está volviendo cada vez más caro, Ana y Pepi tuvieron que apretarse el cinturón durante los meses previos a la celebración de esta prueba y ahorrar todo lo posible. La planificación del viaje y la estancia en San Sebastián, una ciudad donde la vida es bastante cara, la realizaron buscando las propuestas y alternativas más económicas, hasta el punto de llevarse la comida cocinada desde Arcos.

Ana y Pepi tienen grabado en su memoria dos hechos que son una costumbre muy arraigada en esta carrera y de los que no tenían conocimiento de su existencia, una de ellas es que los participantes colaboran dejando ropa en las vallas de seguridad que se ubican en las aceras, filas kilométricas de vallas cargadas de ropa que después recogen voluntarios de ONG´S. Otra tradición es lanzar un euro en una especie de piscina instalada para la ocasión en uno de los pueblos que forman parte del recorrido. Ambas atletas han tomado buena nota de cara a su participación en próximas ediciones.

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